martes, 19 de abril de 2016

El show debe terminar



Últimamente he estado pensando en ideas novedosas para mostrar que los cristianos no somos aburridos, y es que actualmente se ha vuelto una tendencia el pregonar, de cualquier manera, que el ser cristiano es divertido; usamos recursos ilimitados para mostrar a los no creyentes, una versión moderna de nuestra realidad evangélica, creando y recreando espectáculos teñidos con algo de cristianismo para cumplir con los requerimientos mínimos; por tanto, quiero poner a su consideración las siguientes propuestas:

El Big Brother Cristiano: Desde luego, el reality show contará con el mismo formato, pero con algunas características básicas, por ejemplo: no podrán decir groserías y deberán abstenerse de realizar conductas impropias, caso contrario sería expulsión automática, de igual forma un devocional diario y tiempo de oración. Se me ocurren también debates teológicos, para ello deberán elegir que los habitantes de la casa sean de formación calvinista, pentecostal, cesacionista y no cesacionista, no sé, algo que genere expectativa y polémica, pero claro al final, el show será para "edificación". Todavía faltan afinar detalles a esta propuesta, pero la idea es esa. Creo que hay futuro, a los cristianos les llama la atención el entretenimiento y que mejor que su propio formato de Big Brother, y que decir del formato VIP, con Jesús Adrián Romero, Marcos Witt, Cash Luna, Dante Gebel, entre otros.

La voz cristiana: otro reality show, pero buscando talento para alabar al Señor, desde luego cada couch deberá haber grabado más de 5 discos cristianos, y llenar estadios en sus presentaciones; los concursantes deberán pasar pruebas como cánticos espontáneos, cántico nuevo, coros del ayer, y ritmos modernos. Realmente esta propuesta resulta prometedora, ya que además de descubrir al nuevo talento, impulsará  a que se dé a conocer un ministerio y bendecir a los hermanos.

Un panel de quejas y resolución de conflictos, con temas como: "soy cristiana y me enamoré de un filisteo", "Mi esposo no convierte agua en vino, pero desaparece el vino como agua", "quiero hablar en lenguas, pero mi pastor es cesacionista" "Hice una ofrenda de fe, pero aún sigo pobre"

¿Suena algo descabellado? ¿Pero por qué? 

Los medios de entretenimiento saturan nuestra cultura.  El mundo del entretenimiento, es un gran negocio, ¿por qué dejar pasar un gran mercado? El público cristiano se encuentra tan ávido de material diferente, de sana diversión y entretenimiento, que además tenga un tinte espiritual. ¡Hay que darles lo que piden!

Hoy día encontramos desde discotecas cristianas, hasta cruceros por el caribe; la música cristiana se ha vuelto una industria con premios a lo más reconocido, ¿que sigue? Bares evangélicos, casinos puritanos, Tinder protestante (con una presentación como: "conoce una forma divertida de conectar con gente nueva e interesante a tu alrededor, que además comparta tu fe. si quieres encontrar pareja y coincidencias a través de una aplicación, entonces debes probar Tinder Protestante y olvídate de los problemas por enamorarte de yugo desigual").

Algunos medios para proveer diversión no son intrínsecamente malas. De hecho, son herramientas poderosas para ayudar a proclamar la verdad de Dios y promover la justicia. La radio, el cine, la televisión y el internet, por citar algunos ejemplos, llevan entretenimiento a millones personas, pero también son utilizados como una herramienta para la proclamación del evangelio. La capacidad para llegar a más personas con las reflexiones que aquí expongo, se ha expandido en forma importante por el uso de las nuevas tecnologías, la entrada de blog que estás leyendo es sólo un ejemplo, por tanto no me malinterpretes ni me etiquetes como el grinch del entretenimiento.

Sin embargo, la realidad es que vivimos en un mundo caído profundamente corrompido por el pecado y bajo la influencia de las fuerzas sobrenaturales hostiles. Por lo tanto, no debemos ser tan ingenuos como para pensar que todo el entretenimiento es espiritualmente neutral y seguro, como si pudiéramos sumergir nuestras mentes en todo lo que el mundo ofrece y permanecer espiritualmente ilesos. No se puede continuar ofreciendo "entretenimiento cristiano" tomando un formato de entretenimiento natural y cambiando las reglas a lo "cristianamente aceptable" para justificar su utilidad; lo natural jamás se adaptará a lo espiritual, ni lo espiritual a lo natural, una cosa se contrapone a la otra.

Si partimos de la esencia que nuestra tarea es predicar el evangelio y el Señor es quien habrá de añadir los que han de ser salvos, pondremos las cosas en la perspectiva correcta; el Espíritu Santo es el que convence, tus métodos no hacen más, o menos efectivo el llamado. Al comprender esto no te preocuparás por tener el método más vistoso o agradable, no se caerá en la tentación de usar técnicas naturales para resultados espirituales, no se apelará a la emoción, agrado o entretenimiento del público, el medio utilizado no buscará ganar el agrado del público receptor, sino solo transmitir el mensaje; el resultado es del Señor. 

Entonces, ¿cómo podemos vivir una vida cristiana coherente en nuestra cultura saturada de entretenimiento? Los que dicen tener a Jesucristo como el Señor de sus vidas están llamados a someterse a su autoridad en todos los ámbitos de la vida. Cada elección que hacemos, incluyendo la forma en que nos entretenemos, así como la forma de presentar el evangelio, deberá someterse a Su señorío.

¿Eres tú uno de los muchos cristianos que dedican horas y horas a toda clase de entretenimientos cristianos y pocos minutos a la palabra de Dios y a la oración? Muchos, en algún momento de nuestras vidas cristianas, nos desenfocamos y nos dejamos seducir. Sin darnos cuenta nos inmiscuimos en ese hábito que nos aleja de pasar tiempo con el Señor, vemos más monólogos cristianos, preparamos más coreografías, escenografías, vestuarios, presentaciones musicales, algunos ahorran y se van de crucero con los predicadores del momento, vamos a cuanto congreso rimbombante se anuncia, vamos a retiros a lugares paradisíacos, con playas, sol, arena y diversión; elegimos ir a una discoteca cristiana para "mover el bote" para gloria y honra del Señor... queremos encontrar una amplia gama de opciones para personas que prefiere satisfacer sus deseos antes que a Dios, aún cuando ello implique cristianizar algunos entretenimientos que por su propia y especial naturaleza no aportan nada al crecimiento espiritual de las personas.

Insisto, no soy el ogro del sano entretenimiento, las preguntas que debemos hacernos son: Si se retiran todos esos medios de entretenimiento, ¿Cristo sería suficiente para tenerte plenamente gozoso? ¿perseverar en la lectura y la oración es suficiente para mantenerte fielmente en cada reunión? ¿la predicación de la Palabra satisfaría cualquier necesidad? 

El show debe terminar, ese cristianismo que se vende a los sentidos, a lo que es agradable a la vista, a los oídos, que apela a los sentimientos, que tiene poco de Cristo y mucho del mundo; que suple la falta de espiritualidad con realitys shows, que seduce a personas por la presentación del mismo, quienes al igual que en la parábola del sembrador oyen la palabra, y al momento la reciben con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que son de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan. 

Muchas de las veces lo hacemos sin la intención de hacer algo incorrecto, pero la sutileza del entretenimiento en muchas ocasiones te lleva tan lejos de la cruz de Cristo. Ante esta situación de amenaza debemos desafiar a la juventud y al liderazgo a llevar vidas radicales, totalmente diferentes y consagradas a Dios, que todo vaya sometido al señorío de Cristo, desde nuestro entretenimiento hasta los recursos utilizados en la proclamación del evangelio.

Piensa en tu muerte, ¿Qué te gustaría estar haciendo en esta etapa de tu vida, u horas o días, previo a tu encuentro con Cristo? 

Y todo lo que hagan o digan, háganlo como verdaderos seguidores del Señor Jesucristo, y denle gracias a Dios el Padre por lo que Cristo ha hecho por ustedes. Colosenses 3:17




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