jueves, 19 de mayo de 2016

De posturas y reacciones.



Una de las noticias que se están publicitando en los medios oficiales de mi país, es que la Conferencia del Episcopado Mexicano rechaza iniciativa presidencial sobre matrimonio igualitario. 

Dicha conferencia manifestó: 

"No existe ningún fundamento para similar o establecer analogías, ni siquiera remotas entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia, no pueden equipararse sin más al matrimonio, ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida, nos asegura el futuro de la sociedad" 

La Unión Nacional de Movimientos Católicos, se unió a dicha postura. 

¿Estrategia política? ¿Defensa de uno baluartes de dicha organización religiosa? ¿Obligación moral? ¿Es para mantener su imagen ante feligreses y simpatizantes? 

De cierto no lo sé; no obstante, por pretexto o por verdad, por envidia, contienda o de buena voluntad, sea una expresión sincera o no, he de reconocer la postura que han asumido, consecuentes en este acto con la obligación moral a la cual se encuentran constreñidos.

Es a propósito del rechazo de la Conferencia del Episcopado Mexicano a la iniciativa presidencial sobre matrimonio igualitario, que me pregunto, los evangélicos/protestantes, en cada una de sus representaciones y agrupaciones, ¿harán algún pronunciamiento al respecto? ¿O es que prefieren no involucrarse en cuestiones terrenales? 

¿Preferirán seguir en lo suyo? Llenando estadios, auditorios, ir a conciertos, retiros espirituales, conferencias, cruceros para matrimonios, sembrar en el reino, recoger diezmos, declarando el año de abundancia, celebrando jornadas de estudios bíblicos, atacándose o menospreciándose unos a otros, encerrándose en sus cuatro paredes, saltando, llorando, o con solemne pasividad, ante los hechos que ocurren en nuestra nación. 

Los evangélicos proclaman que México es para Cristo, y en la práctica es lo contrario, ¿quien engaña a quien? No veo algún decreto como el que hubo a consecuencia del acto de Sadrac, Mesac y Abed-nego (Daniel 3) o la ordenanza de Dario de temer a la presencia del Dios de Daniel. (Daniel 6).

Algunos dirán que no se puede hacer nada al respecto, pero nada más alejado de la realidad, claro que se puede hacer la diferencia, basta con echar un vistazo a la historia y advertir la influencia que tuvo el cristianismo en los movimientos de abolición de la esclavitud (por citar un ejemplo); los cristianos se hacen presentes en las naciones que temen a Dios. 

Las normas que rigen a un país, son resultado proporcional de la vida espiritual de sus iglesias, si algo contrario a los preceptos divinos rige la vida de un país, es indicador de lo que ocurre en lo espiritual. 

En México ¡Hay templos evangélicos casi en cada esquina! Organizaciones evangélicas de presencia nacional: Presbiterianas, Bautistas, Nazarenas, Asambleas de Dios, Movimientos Apostólicos, Casas de Oración, Metodistas, Adventistas y tantas más de presencia. local. ¿Qué postura tomarán? 

Pero seamos sinceros, la santidad al interior de las iglesias, ¿es proporcional a lo que tenemos como país? Si las iglesias se conducen con el estándar bíblico de santidad, hay argumentos para esperar un resultado distinto, caso contrario tendremos que prepararnos para el juicio divino, tanto para los siervos negligentes, como para aquellos que consciente y voluntariamente han legislado en contra de los preceptos divinos.

Yo creo que al igual que en los tiempos de Elías hay un remanente que no ha doblado sus rodillas ni lo hará a pesar de las circunstancias.  

Muchas cosas de las que hoy ocurren, deben pasar, pero eso no minimiza la responsabilidad y obligación de la iglesia ante tales eventos. El que tiene oídos para oír, que oiga.