lunes, 28 de diciembre de 2015

Aburrimiento vs Entretenimiento.

En reiteradas ocasiones he escuchado decir que las cuestiones de Dios, las cosas de la Iglesia, el cristianismo y/o la religión, son extremadamente aburridas. Por otra parte, también están los que aseguran que, quien tiene esa opinión, está completamente equivocado, que el cristianismo no es aburrido, al contrario resulta divertido y hasta emocionante.

Creo que lo que es realmente importante no es opinar a la ligera, sino conocer de fondo que implica el cristianismo. Definir una postura si es aburrido o divertido, sería querer imponer una opinión personal, sobre todo tomando como referencia cuestiones secundarias (estilos o formas). En las cosas naturales, como el deporte, el fútbol resulta el mayor regocijo para algunos y para otros, la peor de las penitencias insufribles; la música clásica instrumental resulta ser de lo más aburrido para algunos y realmente sublime para otros. En el primero de los casos lo importante es la competencia bajo ciertas reglas con la finalidad de obtener un resultado deseado. En el segundo de los casos la melodía, armonía, métrica y ritmo, son los elementos a considerar de tal suerte que se consigan los sonidos y los «silencios» deseados.

Entonces, ¿el cristianismo es aburrido o divertido? No tiene que ser ni lo uno ni lo otro necesariamente. Una operación quirúrgica no tiene que ser aburrida o divertida, tiene que ser efectiva, debe "erradicar el padecimiento", existirá el médico que lo disfrute, otro que tenga altos niveles de estrés, uno que se regocije ante la oportunidad de ayudar a alguien, otro que prefiera estar solo y sumido en una profunda meditación dada la gran responsabilidad que pesará sobre sus hombros.

El problema es cuando queremos que "alegre" o "aburrido", sea lo que defina al cristianismo.

Al respecto hay una análisis que me permito compartir con ustedes (en color de texto diferente):

¿Qué tiene de malo el entretenimiento? Nada, pues forma parte de nuestra vida normal. Entretenimiento es sinónimo de: distracción, diversión, pasatiempo, esparcimiento, hobby, afición, placer, recreo, regocijo, juego… ¿quién no tiene un pasatiempo favorito, o un hobby, o una afición, o un esparcimiento sano? 

Lo contrario de entretenimiento , es decir el antónimo, es aburrimiento. Esto último es perjudicial tanto para la salud física como para la espiritual, ya conocemos el dicho: ” mente desocupada, taller del diablo“. Así que nadie discute los beneficios del buen entretenimiento, de la sana diversión.

Ahora, las preguntas que nos debemos hacer y responderlas desde lo más profundo de nuestra sinceridad son: ¿congregarme es para mí una forma de esparcimiento? ¿el culto lo tomo como mi pasatiempo favorito? ¿es para mí, la música dentro de la congregación un hobby? ¿colaborar en la iglesia es una afición? ¿ la comunión con los otros cristianos es un recreo? ¿considero que hay iglesias aburridas y otras divertidas, y esto influye a la hora de elegir donde congregarme?

Si eres capaz de contestar sinceramente a estas preguntas es un gran paso, así que prosigamos con el planteamiento. Una de las maravillas del cuerpo de Cristo, es su variedad, personas de todo pueblo, raza y lengua conforman la Iglesia. Cada uno actúa influenciado por sus características culturales, lo que llamamos idiosincrasia, esto es: los rasgos y caracteres propios y distintivos de un individuo o de una colectividad. No podemos pretender (aunque algunos increíblemente sí lo pretenden) que un africano o un latino tengan el mismo nivel de expresividad que un suizo, o un alemán, o viceversa. Esto sería ignorar la maravillosa diversidad que el mismo Dios ha permitido que exista entre las distintas etnias. Así que lo que está en discusión aquí, no es si aplaudir o no, si acordeones o pianos de cola, si violines o mandolinas, ni los decibelios que deben contener un amén o un aleluya para que sea o no desorden.

La cuestión es más profunda, es mas bien ¿vas a la iglesia a entretenerte y a divertirte? o si lo prefieres podemos plantearlo de otro modo: ¿tu congregación necesita del entretenimiento para atraer y mantener a las personas? Si es así, hay un grave problema de concepción de lo que es el culto.

El culto no tiene que ser divertido, ni aburrido, el culto tiene que ser espiritual, porque el objeto del culto no eres tú, es Cristo.

Juan 4:23-24 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.  Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Las alabanzas no se cantan para ti, lo siento, son para Dios. Algunos de los sinónimos de alabar son: engrandecer – ensalzar – exaltar – glorificar – loar – magnificar – deificar…. considera si alguno de estos términos se aplican a tu persona, y entonces conforme a ello elige la letra de lo que has de cantar: si cantarás lo que te exalta a ti, o cantarás lo que le exalta a Él.

El culto no es para que tú te lo “pases bien”, es decir no se trata de magnificar tus emociones, sino de la magnificencia de Cristo, si estás consciente de esto comprenderás que el culto no se hace para ti, se hace para Dios.

Te puedes congregar en una catacumba, en una casa, en un galpón, o debajo de un árbol; con o sin instrumentos musicales, con o sin coro; con luces de neón, con una vela, o debajo de la luz de la luna; pero nada de esto hace a la calidad del culto. 

El pueblo de Israel estaba fascinado con el imponente templo, los rituales y las celebraciones mosaicas; asimismo los sacerdotes y levitas estaban orgullosos de sus magníficos cultos al Señor. Alabanzas, danzas, trompetas y multitud de instrumentos, atavíos bellísimos de los sacerdotes, incienso, cánticos, y sacrificios. Sin duda las fiestas y celebraciones religiosas de Israel no tenían nada de aburridas. ¿pero que les dijo Dios?

Isaías 1:11-18 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios?  No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas.
Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;  aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.  Venid luego, dice Jehová…

No es lo exterior del culto sino lo interior, no es el tamaño del sacrificio sino la motivación, no es por quién está dirigido sino a quién está dirigido el culto.

Salmos 51:16-17 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;  No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;  Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Por lo cual juzgar una iglesia de aburrida o divertida, de poderosa o menospreciada, por sus actos externos es un peligro gravísimo. Igual peligro corren aquellos que piensan que para pescar almas hay que usar una carnada (cebo) atractiva, Jesús no habló nada de carnada atractiva, ni de anzuelos de colores. Solamente hay que echar la red donde él nos mande, la pesca siempre es milagrosa; si dependiera de tu carnada ya no sería milagrosa. Predicar el Evangelio es arrojar la red cuándo y dónde Él nos diga, y creer que Él llenará la red, no confiar en nuestros artilugios; no nos llamó Cristo a ser encantadores de hombres sino pescadores de hombres, somos heraldos (mensajeros) del Rey, no bufones que entretienen a la corte. 

El pueblo de Dios debe mostrar su júbilo por la gran salvación que el Señor les ha concedido. Pero ese júbilo no puede ser egocéntrico, desbocado, insensible. ¿Que pasaría si tú y una persona a quien amas fuesen juzgados, y tú fueses absuelto pero la otra persona  condenada a la muerte? ¿saldrías a festejar como un loco por tu liberación? Piensa que mientras tú celebras y te lo pasas bien en tus grandiosos cultos, hay una parte del Cuerpo de Cristo que en ese mismo momento está padeciendo persecución, y que algunos amados hijos de tu Padre celestial, por su soberanía inescrutable, son entregados a despojo y muerte. ¿Es que hay dos iglesias? ¿una rica y otra pobre? ¿una con fastuosos templos y deslumbrantes cultos y otra clandestina y perseguida? Hay una iglesia perseguida y un mundo que se pierde ¿y a ti solo te importará divertirte, cantar y brincar ebrio de luces psicodélicas y decibelios alucinógenos, en nombre de: “la excelencia que Dios se merece”? 

¿Será verdaderamente que el gozo del cristiano consiste en una euforia desbordada? ¿no consiste más bien el gozo, en  un estado de conciencia permanente de que pase lo que pase el Señor estará con nosotros, sea para vida o para muerte? 

Si estamos en la iglesia no es por diversión, estamos por convicción, por la obra del Espíritu Santo, y solamente su presencia nos hará permanecer en ella. El que las almas vengan y permanezcan en la iglesia es un acto sobrenatural de Dios, nuestros artilugios y espectáculos fascinantes son inútiles. Convertir el culto en un espectáculo agradable a los sentidos, es pura egolatría.

Leonard Ravenhill dijo una vez: “En nuestros cultos estamos tratando desesperadamente en enviar algo hacia arriba, cuando lo que necesitamos es que Dios envíe algo hacia abajo". Dejemos ya de estar bombardeando el cielo con fuegos artificiales que no impresionarán a Dios, busquemos que el fuego del avivamiento descienda sobre nosotros y sabremos lo que es el verdadero gozo espiritual.

 Miqueas 6:6-8 ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?
¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?
Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. (1)

Creo que es hora de cuestionarnos seriamente que pasaría si quitamos todo eso que hace especial nuestro encuentro con Dios, eso que hace diferente a nuestra congregación de las demás, los asientos cómodos, los proyectores, los aires acondicionados, el mejor grupo de alabanza de la ciudad, los ritmos modernos, la organización interna impecable, y dejáramos sólo a Cristo. 

¿Sería Él suficiente para mantenernos cautivados? para mantener el gozo que todo cristiano debe tener, ese gozo que no depende de las circunstancias, ni de factores eternos o cosas agradables a los sentidos. Si es así, claro que el cristianismo es más que un simple "aburrido" o "divertido", es Cristo viviendo en nosotros, y eso es el motivo de gozo más grande que puede existir.



(1) Artículo de Gabriel E. Llugdar para Diarios de Avivamientos.



jueves, 17 de diciembre de 2015

Harto de la religión!

Me llamó mucho la atención la publicación de un amigo en una red social, la cual con su autorización reproduzco a continuación:
"Considero que la gente está harta de los bautistas, pentecostales, presbiterianos, nazarenos, movimientos apostólicos y demás denominaciones... Todo por el pésimo testimonio que hemos dado en muchas ocasiones, debemos estar menos preocupados defendiendo nuestra denominación y más preocupados por realmente vivir lo que predicamos. La gente espera mucho de nosotros.
En lo personal, sé que les he dejado mucho que desear y espero que muchos tengamos este sentir: que necesitamos hacer mucho más y comencemos a vivir realmente como es digno de un seguidor de Cristo, sin distinción denominacional, vidas transparentes que inspiren confianza y que inspiren un ejemplo a muchos que posan su vista en nosotros.
Me gusta la convicción del Apóstol Pablo en 1 Corintios 11:1 <Sed imitadores de mi, así como yo de Cristo> y Filipenses 3:17 <Hermanos, sed imitadores de mi, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros>
¿Será que podemos articular esta frase al compartir con los demás en los diferentes ámbitos en donde nos desarrollamos?  Considero que tenemos mucho que analizar, hacer una introspección y evaluar si lo que hemos hecho ha marcado algo en los demás, y si no, qué es lo que debemos comenzar a hacer para que así sea. No es tarde, hoy tenemos una nueva oportunidad para hacer conciencia y ejercer acción en nuestra manera de vivir." Pablo Ocaña. 27 años.
¡Cuánta razón! Se necesita avivamiento y un cristianismo genuino.
Alguien dijo: La profundidad de un avivamiento será determinada exactamente por el espíritu de arrepentimiento que este logre. Frank Bartleman
Un genuino avivamiento debe no solo impactar a la iglesia, sino a la sociedad donde esa iglesia se mueve, siempre produciendo un arrepentimiento genuino que se traduce en un nuevo nacimiento, el cual da evidencia por sí mismo. La evidencia de una verdadera conversión es un cambio radical de corazón y vida, si no es así, sólo es una actividad religiosa o moralista.
La Reforma del siglo XVI afectó no solamente la esfera religiosa de la sociedad, sino la sociedad completa en sí. La Reforma ayudó incrementar la tasa de alfabetización, abriendo las puertas a la literatura, educación, ciencias, y artes a través de todo el continente europeo.
Esa Reforma no ha terminado, la reforma del siglo XVI fue una batalla que cada generación ha sido llamada a luchar, porque cada generación está compuesta de religiosos que buscan robarle la gloria a Dios. Hasta que Jesucristo regrese, la Iglesia siempre deberá luchar por someterse a la Palabra de Dios y ser reformada por ella. Actualmente existe mayor deseo de dominar la Palabra que de ser trasformados por ella.
En cada generación, tiene que haber hombres que den un paso al frente y defiendan la causa de la Palabra de Dios en una sociedad decadente, exponiéndola con amor y firmeza, sabiendo que la obra es del Señor.
La opinión de mi amigo Pablo, entre otras cosas, versa en dos puntos fundamentales: 
Es necesario dar un testimonio 1. En lo personal y 2. Como cuerpo, respecto a esto último, en ocasiones la denominación únicamente sirve como barrera, separando en vez de unir. O en palabras de mi amigo "preocupados defendiendo nuestra denominación".
De labios manifestamos ser hermanos, pero de facto existe una separación evidente. Jesús oró: Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Todos los que hemos creído debemos ser uno, y cómo identificar a los que han creído, únicamente por sus frutos, la evidencia de un nuevo nacimiento.
Desde luego que no se puede llamar unidad cristiana al compañerismo que abandona o menosprecia las doctrinas cruciales de la fe, no sería otra cosa más que una concesión impía.
Se hace necesario, cristianos que realmente reflejen eso, a Cristo en lo individual y como cuerpo. Unidad en lo fundamental, en lo secundario libertad, pero en todo, amor.
Es necesario fomentar unidad, entendiendo las diferencias, amando las partes del cuerpo tan diferentes a nosotros, debemos recibir al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Debemos seguir lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. Es cierto que de una doctrina a otra, o denominación a otra, hay cosas a la verdad tienen cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
Una de las maravillas del cuerpo de Cristo, es su variedad, personas de todo pueblo, raza y lengua conforman la Iglesia. Cada uno actúa influenciado por sus características culturales, lo que llamamos idiosincrasia, esto es: los rasgos y caracteres propios y distintivos de un individuo o de una colectividad. No podemos pretender (aunque histórica e increíblemente sí se ha pretendido) que un africano o un latino tengan el mismo nivel de expresividad que un suizo, o un alemán, o viceversa. Esto sería ignorar la maravillosa diversidad que el mismo Dios ha permitido que exista entre las distintas etnias. Así que considero que el punto no es si aplaudir o no, si acordeones o pianos de cola, si violines o mandolinas, ni los decibelios que deben contener un amén o un aleluya para que sea o no desorden.
La cuestión es más profunda, es más bien ¿Lo que se hace en la iglesia es para la gloria de Dios? ¿O es una simple manifestación carnal o emocional que busca entretener y/o divertir? ¿La congregación necesita satisfacer las emociones para atraer y mantener a las personas? ¿Un servicio religiosamente solemne es señal inequívoca de un culto espiritual? Si es así, hay un grave problema de concepción de lo que es el culto.
El culto no tiene que ser divertido, ni aburrido, el culto tiene que ser espiritual, porque el objeto del culto es Cristo.
Más allá de las formas o estilos, considero que la única forma de tener un culto contemporáneo es predicando el Evangelio, manifiesto a través de las Sagradas Escrituras, que dará una evidencia que naturalmente se reflejará en vidas transformadas por el poder del Evangelio. Eso es lo trascendente, no importará si aplauden mucho o si gritan muy fuerte "aleluya", o si hay una comunión muy solemne; lo de menos será si es a capela, con un solo instrumento, o con un coro inmenso acompañado de numerosos instrumentos, si usan micrófono o no, si se reúnen en sábado o no, cada uno esté plenamente convencido en su propia mente, yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es.
Ahora bien, hablando de emociones, Martín Lutero dijo: Los sentimientos vienen y van, los sentimientos son engañosos, mi seguridad es la palabra de Dios.
John McArthur menciona: Mi experiencia y tu experiencia no es la prueba de la verdad bíblica, es a la inversa, la verdad bíblica debe validar o invalidar cualquier experiencia.
Y tiene que ser la Escritura, porque es la que nunca cambia, las personas tienen diferentes formas de expresarse y relacionarse entre sí, ¡Cuanto más con su Señor! No podrían enumerarse todas y cada una de las expresiones emocionales correctas e incorrectas, de qué hacer y qué no hacer, pero la Biblia es la medida bajo la cual deben ser sometidas cada una de ellas, no que las emociones sean en sí malas, después de todo aún respecto a la ira dice: airaos, pero no pequéis, permite una emoción pero la regula. Las emociones deben ser guiadas por la verdad, no suprimidas; en la verdad hay libertad que permite la expresión de emociones.
David saltaba y danzaba delante de Jehová; Mical le menospreció en su corazón, bajo el argumento lógico: !Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!
Definitivamente ella tenía un concepto o precepto de conducta real, sabía de lo que hablaba respecto a conductas propias de un rey, pero David le respondió: Fue delante de Jehová… Por tanto, danzaré delante de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado.
Ana, oró a Jehová con amargura de alma, y lloró abundantemente, pero el juicio de Elí, quien la había estado observando y al ver que solamente se movían sus labios, y su voz no se oía, la tuvo por ebria diciendo: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. La conducta de Ana no fue normal, no puedo aventurarme a decir qué vio Elí para que juzgara así, lo que es evidente, es que la percepción que tuvo, fue de una persona ebria y no de una persona que oraba de la manera tradicional a Dios. Ana salió del estereotipo, las emociones mostradas fueron completamente distintas, al grado de haberla tenido por ebria.
El día de Pentecostés, lo que congregó a las personas fue el estruendo (bullicio, escándalo, algarabía), escucharon algo tan estrepitoso que llamó la atención de miles de personas.
A un cristiano no se le conoce por su forma de adorar dentro de un servicio, se le conoce por sus frutos, no se le conoce dentro de la iglesia como un saltarín eufórico o como el más solemne de los adoradores, a un cristiano se le conoce fuera del culto, en su diario vivir, en su comunión con Dios reflejada de tal suerte que se es cartas listas para ser leídas por todos, de tal forma que la gracia de Cristo se ve reflejada en nuestras vidas.
John Wesley mencionó: En cuanto a todas las opiniones que no dañan las raíces del cristianismo, nosotros pensamos y dejamos pensar.
Martín Lutero, refirió que en el estudio de la teología, lo que cuenta es la humildad.
Nunca dejamos de aprender, después de todo se trata de un Dios infinito revelándose a creaturas finitas. Pablo (ahora refiriéndome al apóstol) menciona que dio a beber leche y no vianda, es decir a cada uno según su capacidad, y a ellos leche porque precisamente había contiendas y disensiones diciendo unos, yo soy de Pablo y otros de Apolos, el fundamento es uno: Jesucristo y ya cada uno vería como sobreedificaba, no todos edificaron con oro,  otros con plata o piedras preciosas, otros más con madera, heno, hojarasca, pero al final la obra de cada uno se hará manifiesta; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si  permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
Siempre estamos siendo trasformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento; el apóstol refiere que el conocimiento envanece, pero el amor edifica. Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. Así que, cada uno  someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga. Pero el problema de muchos cristianos ha sido que, por cuestiones no fundamentales, ven al hermano como ignorante; en la praxis cada uno se considera superior, con más revelación o una adoración más adecuada que el hermano de otra denominación, aún cuando conscientemente no se exprese así, la evidencia de la falta de unidad así lo demuestra.
Yo estoy dispuesto a unirme con cualquier cristiano bíblico, más allá de sus métodos o formas, quiero aprender de un verdadero bautista, de un nazareno auténtico, de un genuino presbiteriano, de un fidedigno wesleyano, un probado calvinista, un indiscutible metodista, de un infalible pentecostés. Pero no dudaré ni un instante de separarme de aquel que en lo fundamental se ha desviado de lo que la Biblia enseña.
Usando las palabras de John Wesley, "He determinado ser un cristiano bíblico ¿Quién se unirá conmigo en este terreno? Sobre esta base nos uniremos o nos separaremos."
Los líderes rara vez reciben bien una reforma; están demasiado cómodos instalados en su sistema como para desear un cambio. El concilio se maravilló de Pedro y Juan, porque eran personas sin letras y del vulgo, pero les reconocían que eran los que habían estado con Jesús. Muchas veces los cambios vienen de los laicos (no siempre), los que no están casados o atados a estructuras dogmaticas de una denominación, quienes manteniendo la postura fundamental en la cual han creído, se atreven a caminar más allá de los limites preestablecidos pero siempre bajo la autoridad de la Escritura, pues solo ella es la autoridad absoluta y final que evitará deslizarse al humanismo o racionalismo en el evangelio.
Entiendo perfectamente que actualmente muchos cultos son un desorden completo, y por desorden no me refiero a lo ensordecedor o emocional, sino porque están completamente desviados de lo que la Escritura enseña.

Creo que todos tenemos algo que no hacemos al pie de la letra, la Santa Cena se celebra con jugo jumex y pan bimbo (o galletas infladas en algunos lugares); en otros lados las mujeres usan velos y en otros no, en unos danzan (saltan, brincan) y en otros no; el detalle está, como dijo Marcos Vidal, cuando “Se rebajan principios y se elevan formas” “Ya que hay ciertas cosas que se predican en la iglesia como si fueran evangelio, sin serlo”. El evangelio no cambiará nunca.

Y es que precisamente en las formas existirán extensos e interminables debates, opiniones, perspectivas; pero en los principios, en los fundamentos de la fe, definitivamente se tiene que coincidir. David Wilkerson dijo: "He sido un predicador pentecostal por más de 30 años y puedo decir con Pablo <hablo en lenguas más que todos vosotros>, pero me aflijo por las seducciones y falsas doctrinas que están ahora barriendo con tantos creyentes pentecostales faltos de discernimiento, multitudes de ellos están siendo engañados, acribillados, estafados y arrastrados por doctrinas de demonios". Wilkerson siempre tuvo a la Palabra de Dios como autoridad única, por encima de emociones o dones.


Es necesario recordar que la única prueba verdadera de si una persona o movimiento es de Dios, no son señales y prodigios, ruido o silencio, danza o quietud, sino vidas transformadas por el poder del Evangelio, que son acordes a la enseñanza de la Palabra de Dios.

Y es que precisamente en las formas existirán extensos e interminables debates, opiniones, perspectivas; pero en los principios, en los fundamentos de la fe, definitivamente se tiene que coincidir. David Wilkerson dijo: "He sido un predicador pentecostal por más de 30 años y puedo decir con Pablo <hablo en lenguas más que todos vosotros>, pero me aflijo por las seducciones y falsas doctrinas que están ahora barriendo con tantos creyentes pentecostales faltos de discernimiento, multitudes de ellos están siendo engañados, acribillados, estafados y arrastrados por doctrinas de demonios". Wilkerson siempre tuvo a la Palabra de Dios como autoridad única, por encima de emociones o dones.


Es necesario recordar que la única prueba verdadera de si una persona o movimiento es de Dios, no son señales y prodigios, ruido o silencio, danza o quietud, sino vidas transformadas por el poder del Evangelio, que son acordes a la enseñanza de la Palabra de Dios.

Amigos, quiero terminar con lo siguiente, que creo resume el espíritu de esta primer entrada de mi blog:

"Estoy harto de opiniones. Dame un humilde, pacífico, amante de Dios y del hombre, un hombre lleno de misericordia y buenos frutos; sin parcialidad ni hipocresía. Que mi alma esté con tales cristianos donde quiera que estén y cualquiera sea su opinión. Quien hace la voluntad de mi Padre, ese es mi hermano." John Wesley.
Fraternalmente. Por Cristo y por su Iglesia.