lunes, 14 de marzo de 2016

Los disidentes


Contracorriente fue el título del último blog, y no es nada fácil vivirlo cuando de profesar la fe bíblica se trata, alguien dijo que predicar el evangelio entre los religiosos de hoy día, generalmente es meterse en peor guerra que predicando el evangelio a los no creyentes; y es que sinceramente, es moda que cada quien interprete como mejor le conviene y de acuerdo a sus intereses. 

Es ese el gran problema de la religión hoy día, todos quieren estar "actualizados", tener la última novedad de revelación, o una predicación que nos acepte con nuestro estilo de vida sin que implique ninguna clase de compromiso de santidad; actualmente se trata de amoldar a Dios a nuestra imagen y semejanza, que el Creador se amolde a las criaturas; casi nadie quiere caminar el sendero revelado de antemano en las Escrituras.

Pocos son los que hablan con autoridad sobre el pecado, de la negación de sí mismo, del arrepentimiento, del abandono de la avaricia, de renunciar a la amistad con el mundo y sus deseos, del contentamiento que el cristiano debe tener, de la paciencia, de la prueba, de la conversión genuina, el nuevo nacimiento, la piedad,  pocos consideran la palabra de Dios como única fuente de fe y conducta, nadie enseña sobre humildad, de adoración, dejar el amor al mundo, el cristianismo histórico, la senda antiguas, que mejor es dar que recibir, de la aflicción, etcétera.  

Lutero dijo: "No oponerse al error es aprobarlo; no defender la verdad es negarla." Así que la verdad es mi estandarte, cueste lo que cueste, incomode a quien incomode.

Hablar y enseñar la verdad es muchas veces muy difícil, pues es más fácil engañar a una persona que convencerla que ha sido engañada; sacarla del error es más difícil que enseñarle a practicar nuevos errores.

A pesar de ello, he decidido hacer la diferencia aunque cueste, no importa cuantos o quienes se molesten, he sido tomado por soldado por quien entregó su vida por mi, por tanto todo se lo debo a él; no sé si mi decisión y disposición sea suficiente para exterminar las falsas enseñanzas de en medio de mi generación, pero no callaré ante lo que he sentido en mi corazón, aquello que resulta ser el peso de mi misión, proclamar las buenas nuevas de Cristo Jesús y la majestuosidad de su salvación de conformidad con las Escrituras y nada más.

Muchas veces he sentido el deseo de escribir cosas que sean del agrado de los lectores, cosas que alienten su comodidad, que no incomoden a nadie, que den muchos likes en redes sociales, que me permitan darme a conocer como un escritor que agrada leer, que habla positivo, que consuela el alma, que apela a las emociones, que dice "paz", "paz", sin interesarme si la hay o no, que presenta un evangelio moderno y de conformidad a las expectativas del cristianismo contemporáneo, temas que sean del agrado del hombre y de sus razones.

Sé que no soy el único, hay muchos más que no han doblado sus rodillas ante Baal, y cuando siento desfallecer recibo fortaleza de lo alto, escucho en mi interior "Levántate y come, porque largo camino te resta". En ocasiones resulta desgastante ser el "inconforme" o el "negativo", pero sinceramente América Latina y el mundo está cansada de lo mismo, personas y líderes religiosos que sólo buscan su protagonismo, que sólo velan por sus intereses sin importar que lleven a una generación con rumbo al abismo.

Estas cortas líneas van para ti, para que cuando sientas desfallecer sepas que no estás sólo, que cuando voltees a ver la condición superficial y religiosa de tu comunidad de creyentes, puedas sentirte privilegiado de estar despertando de un letargo espiritual, de ser parte de esta reforma contemporánea, no te rindas, no desmayes, no te desalientes, aférrate a las Escrituras las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús,  persiste en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido. 

Es posible que muchas veces te sientas agotado, realmente cansado, pero creo que es parte del proceso; no desistas. 

Quise usar algunas palabras del pastor Chuy Olivares para concluir en esta ocasión, pero definitivamente, considero de más provecho dejarte su opinión completa, quizá te identifiques como un "inconforme" más, si es así, bienvenido con los disidentes de la religión tergiversada.

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¡Me cansé! 

Pastor Chuy Olivares.

¡Me cansé! Sé que seré criticado. Conozco muchos pasajes de la Biblia que prometen dar fuerzas al que no tiene ninguna. Sé que la Biblia dice que el puede aumentar mis fuerzas como las del búfalo. También sé que Jesús puede aliviar mi cansancio.

También sé que algunos me criticarán y dirán ¡que negativo! Sin embargo, no puedo disimular: ¡¡¡me encuentro exhausto!!!

Aclaro, no estoy cansado de Dios ni mucho menos, tampoco del ministerio ¡Es un privilegio servir a Dios! Cada día pongo todo el corazón en lo que hago; amo a Dios por sobre todo, amo a mi familia y a mis amigos, mi congregación. ¡He recibido tanto de Dios!

Entonces ¿Cansado de qué?

Me aflige hasta el cansancio escuchar "los mensajes” de aquellos "que se enriquecen con el evangelio". Ya no aguanto más que se tomen textos fuera del contexto, para "apoyar su avaricia", y vender sus revelaciones al mejor postor. Destruye mi ser interior, porque sé que les están tomando el pelo.

Me cansé de oír programas de radio donde los pastores no predican el verdadero evangelio... solo saben"pedir dinero", dinero y más dinero… ¡No saben otro tema!

Cansado estoy de la llamada T.V. “Cristiana”, que vende los milagros por 70 dolares al mes, ”Pacte”, ”Pacte”, ”Pacte” con Dios, dicen, eso me hace inevitablemente volver al oscurantismo de la edad media, “por cada chelín que deposite en el arca, usted recibirá las bendiciones de Dios” dicen los modernos Tetzéles (Tetzél, Monje que vendía las indulgencias en Alemania durante el siglo XVI)

Estoy cansado de escuchar …“Siembre una semilla en mi ministerio” ¡ uf ,uf y re contra uf!!!
Estoy cansado de “Cubrirle las espaldas”a todos esos delincuentes metidos en la iglesia, ¡ya no puedo más! 

Hastiado estoy de conciertos “para la gloria de Dios” , y ¿que de las brujerías metidas en la iglesia?: “Invoco la prosperidad en tu vida”, "Decreto una vida de éxito para ti”, “Desato las riquezas para ti “.

Me cansé de estar explicando la diferencia entre la verdadera fe bíblica y las creencias populares supersticiosas que enseñan los “Apóstoles y Profetas” modernos.

No aguanto más cultos para atar demonios o para quebrar las maldiciones que están sobre México y sobre el mundo, que no tienen efectividad alguna, pues no tienen base bíblica . Seguramente “atan”a satanás con una cadena tan larga que llega hasta la luna, porque anda tan suelto como siempre, y los hermanos. atando y atando...

¡Estoy exhausto! Ya se les acabaron los nudos. Cada reunión lo atan... ¿ Y se suelta entre semana? …¿Para volverlo atar el siguiente domingo?

Me cansa la aburrida repetición de las teologías sin base bíblica. Estoy cansado de oír “No juzguéis, para que no seáis juzgados”, estoy cansado de que los predicadores les pongan bozal a las ovejas y que les digan “No toquéis al Ungido de Jehová”, en lugar de decir como Pablo,”Todo lo que oísteis y visteis y aprendisteis de mi ESTO HACED, y Dios estará con vosotros”.

Me cansan los súper-ungidos que te hacen viajar a donde viven para imponerte las manos y "Transmitirte la visión”. Que doloroso es observarlos sin la verdadera unción del Espíritu Santo, buscan crear "ambientes espirituales con gritos y manifestaciones emocionales".

No hay nada más desolador que un culto carismático con excelente sonido y luces multicolores, humo que pretende ser la “Nube de gloria de Dios”, pero sin vitalidad espiritual, el ruido los gritos y el desorden, las luces y el humo, no son espiritualidad.

Me cansé, incluso, de los chistes trillados sobre Pedro y muchos otros.

Cuantos “Comediantes cuenta chistes”... estoy tan abrumado...

Y del último grito de la moda evangélica… Viajar en "El Titanic de la bendición" por el Caribe, acompañado de los cantantes cristianos más famosos y que han ganado Grammys, y con los mejores MOTIVADORES que te rascaran el oído con sus chistes y grandes revelaciones sobre el éxito y la prosperidad.

Me cansé de ver “Evangelistas” que tiran el saco a las multitudes para recibir “La unción de Dios”. Me dejan abrumado, al verlos “caer bajo el poder el Dios” para ser filmados en vídeo y después decir: ¡Avivamiento! 

¿Avivamiento o Agitamiento? o ¿Aviva……..Miento?

Me cansan las preguntas que me hacen sobre la “vida cristiana”. Recibo todos los días correos electrónicos de personas que me preguntan si pueden ir a fiestas del mundo, hacerse tatuajes, danzar, caer en “El espíritu” , ”reírse santamente” recibir tratamiento con acupuntura, practicar karate y hasta yoga. La lista es enorme y parece inacabable. Me cansa ese “cristianismo” mediocre tercermundista, carnal y ciego.

Me cansan los libros de escritores norteamericanos evangélicos traducidos al español. Ya no aguanto más libros de veintiún pasos para un liderazgo exitoso, ¿Súper cristianos en 40 días?, todos estos best sellers solo han venido a mostrar la verdadera condición de la iglesia… Miseria espiritual, ¡IGNORANCIA DE DIOS Y SU PALABRA Y ANOREXIA ESPIRITUAL! 

No logro entender como una iglesia necesita copiar los ejemplos de Centro y Sudamérica. Me cansé de tener que opinar si estoy de acuerdo o no con el nuevo modelo de igle-crecimiento copiado de la mercadotecnia secular y que está siendo adoptado POR TODO EL MUNDO ENTERO.

Me desespera tener que explicar que no todos los pastores son fraudulentos y mentirosos, aduladores y de doble moral. No existe nada más extenuante, desgastante y agotador que tener que demostrar, a familiares y amigos cristianos y no cristianos, que aquél último escándalo de la farándula cristiana es una excepción. “No todos somos iguales”, ¡ya me cansé de repetirlo!

Me cansé de los hambrientos de poder, de reconocimiento y de poder POLÍTICO , EL LIDERAZGO ESTÁ ENFERMO DE “APOSTOLITIS” AGUDA. Me cansé de los que presumen ser “Doctores” en teología con su título que consiguieron por 1500 dolares en Internet. No soporto escuchar que otro más se auto-proclamó “PROFETA”Y“ APÓSTOL”.

Sé que estoy cansado, sin embargo, seguiré adelante , ya no puedo volver atrás.

Es hora de emprender el regreso PERO HE DECIDIDO no participar más en el “Cristianismo”que fabrica becerros de oro y vacas sagradas. No me pelearé por los primeros lugares en los eventos más renombrados que organizan las mega-iglesias. Jamás ofreceré mi nombre para componer la lista de oradores de cualquier conferencia DONDE SE COBRE LA ENTRADA. Renuncio a querer adornar mi nombre con títulos de cualquier especie. No deseo ganar aplausos de auditorios famosos.
Buscaré la convivencia de CRISTIANOS Y DE PASTORES QUE NO TENGAN ESPÍRITU DE PLATAFORMA!!!

Posiblemente dirás…”Que frustrado y negativo te ves y te oyes”... Sí , lo estoy, pero no de Jesús y su hermosa palabra que alumbró mi caminar, sino de las mentiras, fraudes y corrupción de los que se auto denominan “Ungidos de Jehová”.

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jueves, 3 de marzo de 2016

Contracorriente


Algunos me han preguntado si soy cristiano o anti cristiano. Para algunos puedo ser lo primero, para otros lo segundo, todo depende de la concepción que tengan de qué es un cristiano.

La verdad no me preocupa en cual de los dos rubros piensan que estoy, concuerdo con lo dicho por Tomás de Kempis en el siglo XV, ya que no soy más porque me alaben, ni menos porque me critiquen; lo que soy delante de Dios, eso soy y nada más.

En ocasiones ir en contra de la corriente te segrega, te pone al margen, te hace huir al desierto, querer encerrarte en una cueva, pero es también un momento en el que recibes fuerza de lo alto y escuchas un: Levántate y come, porque largo camino te resta (1a. de Reyes 19:7).

No soy una voz autorizada dentro del gremio, pero casi nunca ha salido de la religión establecida, una voz que denuncia el alejamiento de las Sagradas Escrituras. Más bien podría decir como el profeta Amos cuando respondió al sacerdote Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel. (Amós 7:14-15).

Mi corazón se inquieta al ver el estado actual de la iglesia de quienes dicen profesar la fe en Cristo, y me inquieta aún más al ver que para muchos se está en una época gloriosa, esplendorosa y de refrigerio, como los de Laodicea, se sienten ricos y que no tienen necesidad de nada.

No busco contender, reiteradamente he expuesto la unidad más allá de las formas. Muchas veces lo que hago es mostrar un cuadro típico y quien se refleje en él, definitivamente tiene mucho para reflexionar. No hago referencias a nombres o personas en específico, sino conductas y enseñanzas que no concuerdan con el patrón bíblico, o bien, enseñanzas que están siendo expuestas fuera de contexto, para formar un pretexto que se acomode a intereses personales. Desde luego amigos, no deben de estar de acuerdo en todo lo que escribo, con lo único que tienen que estar de acuerdo es con las Santas Escrituras y si algo de lo que digo no concuerda con ello, se debe desechar inmediatamente.

Y es que como mencioné en la última publicación, actualmente y con demasiada frecuencia, se presenta al evangelio como un medio para obtener la felicidad, la paz mental y la seguridad. Incluso están aquellos que usan la Biblia para relajarse, como si de un libro de auto-superación se tratara. 

Se descubrirá cuánta equivocación hay en todo esto con sólo leer el Nuevo Testamento completo y meditando en él. Podemos observar que el énfasis no radica en la felicidad, sino en la salvación y la vida de santidad como consecuencia de ella. Dios se preocupa más por el estado del corazón de las personas que por el estado de sus sentimientos. Cuando alguno de sus discípulos etiquetaron una enseñanza de Jesús como "palabra dura", el Maestro no se preocupó por herir o no sus sentimientos, su palabra siempre fue verdad y con autoridad, nunca comprometió el mensaje a causa de sus oyentes, sin importar de quien se trataba o las consecuencias que trajera.

Sin lugar a duda, la voluntad de Dios finalmente trae felicidad a aquellos que le obedecen, pero lo más importante no es cuán felices seamos, sino que seamos salvos por la fe en Jesucristo y la evidencia en santidad de esa nueva vida. Con esa verdad presente, desde luego que el evangelio es mucho más que una invitación a la tranquilidad o a la felicidad.

Como creyentes deberíamos estar prevenidos para rechazar toda apelación al público en el nombre de Cristo que no va más allá de una invitación a la tranquilidad, o que solamente resulta ser un mensaje que sirve para atenuar, suavizar o encubrir los efectos de una vida pecaminosa, dando una  falsa expectativa. Tal enseñanza debe ser reconocida como simple humanismo, que contienen unas pocas palabras acerca de Jesús, para hacer parecer que pertenece al cristianismo.

¡Cristo llama a los hombres a llevar una cruz; nosotros los llamamos a que sean felices en su nombre! Los llamamos a auto-realizarse, a cumplir sus sueños y no la voluntad del Padre, que casi siempre difieren de nuestros pensamientos; buscamos primeramente las añadiduras, simulando buscar el reino de Dios y su justicia; justificamos el vivir bajo la gracia para mantener un estilo de vida natural y de amistad con los deseos y placeres carnales.

Cristo nos llama a abandonar el mundo, y nosotros les aseguramos que si tan sólo aceptan a Jesús el mundo será su laurel. Él los llama a sufrir, y nosotros les decimos que disfruten de todas las comodidades burguesas que ofrece la civilización moderna. Él los llama a negarse a sí mismos y a morir; nosotros los invitamos a esparcirse como majestuosos árboles frondosos o quizás a convertirse en estrellas de un despreciable zodiaco religioso de quinta categoría. Él los llama a una vida de santidad; nosotros los llamamos a una felicidad barata que el menor de los filósofos estoicos hubiera rechazado con desprecio.

Sólo es verdaderamente cristiano, aquello que concuerda con el espíritu y las enseñanzas de Cristo. Todo lo que sea extraño a la naturaleza de nuestro Salvador y contrario a las enseñanzas y prácticas de sus apóstoles es anticristiano, sin importar de dónde emane.

Hemos llegado a establecer nuestro reino en la tierra, complacidos con los resultados, de labios decimos «Venga tu reino; hágase tu voluntad», sin darnos cuenta de las implicaciones espirituales de esta intercesión, ni deseando que eso en realidad ocurra. El reino de Dios nunca puede consumarse en mi vida hasta que mi reino egoísta haya sido depuesto. Cuando yo renuncie, cuando no sea más rey de mis dominios, entonces Jesucristo podrá convertirse en rey de mi vida». Creo que muchas veces debemos decir: «Salga mi reino, venga el tuyo.»

Y es que resulta alarmante la cantidad de experiencias seudo-religiosas que producen mucha alegría carnal, que alimentan la carne y envanecen el corazón con amor propio. Históricamente se ha advertido y se ha denunciado sobre ello, pero desafortunadamente se repite con frecuencia cuando nos apartamos de las Escrituras.

A. W. Tozer, nos muestra una buena regla al respecto: Nada que provenga de Dios apelará a mi orgullo o a mi auto-congratulación. Si me siento tentado a sentir complacencia o superioridad a causa de una experiencia espiritual avanzada, inmediatamente debo caer de rodillas y arrepentirme. ¡He caído víctima del enemigo!

La iglesia cristiana está llamada a vivir en un plano tan alto que ningún ser humano puede vivir de esa manera por su propia habilidad y poder. Tarde o temprano caerán en cuenta de su inhabilidad natural para lograrlo y se rendirán ante su Señor. El cristiano más humilde está llamado a vivir un milagro, una vida que es moral y espiritual, con tal intensidad y pureza que ningún ser humano podría vivirla, sólo Jesucristo pudo hacerlo. Dios quiere que el Espíritu de Cristo venga sobre su pueblo, una invasión de lo alto que nos "afecte" mental, moral y espiritualmente. Nos desgastamos queriendo vivir como Cristo, cuando en realidad se trata de Cristo mismo viviendo en nuestras vidas.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20

Por desgracia hemos pasado del plano espiritual al terreno natural y material. Gran parte del cristianismo parece ser objeto de transacciones mercantiles y planeación mercadológica o de administración, se tiene una apreciación de que las cosas espirituales y agregados, pertenecen a organizaciones y corporaciones, aunque de nombre se llamen "iglesias" algunas resultan ser simples transnacionales que comercian con el evangelio. En la mayoría de las veces, tengo mis reservas acerca de las señales y maravillas que necesitan ser organizadas, que demandan el cumplimiento de condiciones previas, un gran camión con luces, cámaras y tantos requerimientos, que de no cumplirse no se lleva a cabo lo previsto ¡Dios no está limitado a eso!

El cristianismo se ha apartado del modelo enseñado en el Nuevo Testamento, y muchos dicen que eso está desfasado, pasado de moda, que los tiempos cambian; que volver a las cosas que se hicieron antes es volverse a un cristianismo histórico y muerto. Estoy completamente de acuerdo con que los tiempo cambian, pero no estamos hablando de leyes humanas que tienden a cambiar conforme a la sociedad, en este caso nos referimos a principios eternos, dados por un Dios inmutable, que es el mismo de ayer, hoy y siempre. El ser humano tiene la tendencia de alejarse de los principios divinos, pero todo avivamiento ha tenido como característica volver a los principios Neo-testamentarios y a la infalibilidad de la Palabra de Dios.
 Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. 
 Jeremías 6:16

¿Cuánto trabajo inútil en el nombre de la religión se hace basado en el deseo carnal de obrar bien? ¿Cuántas horas de oración se pierden rogando a Dios que bendiga proyectos que están destinados a glorificar a los pequeños hombres? ¿Cuánto dinero que le pertenece a Dios se vierte en hombres que, a pesar de su apelante tono de voz, no procuran otra cosa más que lograr un espectáculo agradable en la carne?

Es necesario pues, que entre otras cosas, los líderes dejen de ser personas que busquen los reflectores y la fama religiosa, para conducirse de la misma forma en que su Maestro lo hizo, teniendo por galardón cuando toda la gloria se atribuye a Dios y ellos son simples instrumentos.

El verdadero cristiano debe apartarse de todo eso. Ningún hombre puede ser merecedor del éxito hasta que no esté dispuesto a fracasar. Ningún hombre es moralmente merecedor del éxito en las actividades religiosas hasta que no esté dispuesto a que otro reciba el honor del éxito, si Dios así lo desea.

Dios permitirá que su siervo tenga éxito cuando lo haya disciplinado a tal punto que no necesite del éxito para ser feliz. El hombre que se siente gozoso cuando triunfa y frustrado cuando fracasa, todavía es un hombre carnal.

Nuestro honor se halla basado en ser justamente lo que Jesús fue y es; en ser aceptados por aquellos que lo aceptaron a él, rechazados por aquellos que lo rechazaron a él, y amados por aquellos que lo amaron. ¿Qué gloria mayor puede alcanzar un hombre?

Si la iglesia fuera un cuerpo puro, lleno del Espíritu, totalmente guiado y dirigido por consideraciones espirituales, con seguridad, los hombres y las mujeres más santos y más puros serían los más apreciados y honrados, pero sucede exactamente lo contrario. Ya nadie valora la santidad, excepto los muy ancianos o los que están muertos.

Las almas de los santos son olvidadas en el remolino de la actividad religiosa. Se procura todo lo ruidoso, lo que hace valer sus derechos, lo que entretiene, y se lo recompensa de todas las formas posibles, con regalos, con multitudes, con ofrecimientos y publicidad. Aquellos que se parecen a Cristo, los abnegados, los que pertenecen a otro mundo son empujados hacia un lado para dar lugar al último hombre mundano que generalmente tiene poco de convertido y mucho de mundano.

Toda esta filosofía ciega que ignora las cualidades eternas y que se especializa en trivialidades es una forma de incredulidad. Estos cristianos que representan tal filosofía están reclamando una recompensa presente; son demasiado impacientes como para esperar el tiempo del Señor.

El verdadero santo ve más allá de esto; poco le importan los valores pasajeros; él mira ansioso el día en que las cosas eternas sean reconocidas, y en que todo lo que importe sea la santidad.

El cristiano sabio estará satisfecho de esperar ese día, y mientras tanto servirá a su generación en la voluntad de Dios y precisamente ese servicio a su generación será causa de bendición a los que los rodean, tal como José lo fue para los egipcios.

La evidente disparidad entre la teología y la práctica, en quienes profesan el cristianismo, es un mal más destructor que el comunismo y el liberalismo combinados, en cuanto a los efectos que tiene sobre la religión cristiana. 

Un observador inteligente de nuestro cuadro humano, que escuche el sermón del domingo por la mañana, y por la tarde observe la conducta de aquellos que escucharon el sermón, llegaría a la conclusión de que habría estado examinando dos religiones distintas y contrarias.

Es necesario evaluar y revisar la práctica de las iglesias con los preceptos bíblicos, sólo entonces sabremos si no somos uno mas de esos que de labios profesan una cosa, pero que no hacen la voluntad del Padre. Una persona puede dar su aprobación con la mente y disfrutar con sus emociones en una congregación, salir superficialmente justificado, pero sin un cambio interior, ya que su voluntad continua arrastrando sus pies y se rehúsa a asemejarse a la vida cristiana genuina; pero como Cristo no apela a las emociones ¿no tenemos justificadas razones para preguntarnos si estas almas divididas alguna vez se han entregado verdaderamente al Señor?

Los cristianos hemos caído en el hábito de aceptar a los más ruidosos y a los más destacados entre ellos como los mejores y los más grandes. Ellos también han aprendido a igualar la popularidad con la excelencia. En abierto desafío al Sermón del monte, los cristianos han dado su aprobación a quienes hacen sentir sus derechos en lugar de los mansos; a los seguros de sí mismos, en lugar de a los que lloran; a los cazadores de publicidad que buscan estar en los titulares, en lugar de los puros de corazón que ven a Dios.

Algunas personas pueden alarmarse ante la sugerencia de que existe una diferencia entre poseer «enseñanza bíblica» y poseer «enseñanza «espiritual». ¡Sin embargo, es así!

Es muy posible tener instrucción sobre temas de la fe y, sin embargo, no tener una verdadera comprensión de todo el asunto. Es posible convertirse en un experto en doctrina bíblica y no tener iluminación espiritual, con el resultado de que un velo permanece sobre la mente impidiendo que ésta aprehenda la verdad en su esencia espiritual, convirtiendo a las personas en simples religiosos.

La persona que busca las mejores cosas de Dios, siempre está deseosa de escuchar a todo aquel que ofrece una nueva manera de obtenerlas. Sin embargo, esta característica puede representar una amenaza sino se es cuidadoso y apegado a las Escrituras. He conocido a cristianos que fueron conducidos a experiencias emocionales que estaban más allá de su poder de comprensión, y han preguntado ansiosamente si esta experiencia provenía de Dios, desviándose en ocasiones hacia lo puramente emocional.

Por ello siempre se debe considerar algo que A. W. Tozer señala: ‘¿Qué ha aportado esta experiencia a mi relación con el Señor Jesucristo y a mi actitud hacia él? ¿Amo más a Dios? ¿Jesucristo es todavía para mí el centro de toda doctrina verdadera? ¿Todavía estoy de acuerdo con que todo lo que tienda a hacer que Jesucristo sea menos de lo que Dios ha declarado que es, debe ser rechazado?’. Otra vez: ‘¿Cómo ha afectado mi actitud hacia las Sagradas Escrituras? ¿Este nuevo punto de vista de la verdad brota de la misma Palabra de Dios o es el resultado de algún estímulo ajeno a la Biblia?’.

Hoy día, cuando los cristianos se reúnen, no esperan que suceda nada fuera de lo común; consecuentemente, sólo sucede lo habitual, y esto es tan predecible como la puesta de sol. Esto es más evidente en aquellos grupos que tienen un esquema litúrgico definido (liturgia romana, protestante, etc.). Pero aún en aquellas, que no tienen un conjunto de prácticas establecidas que regulan el culto y las ceremonias religiosas, conocen que en cada servicio habrá algo que saben que tiene que ocurrir:  "una unción fresca en la ministración", "una alabanza poderosa", muchas veces ya saben el esquema mental de como han de suceder las cosas en el desarrollo del culto y únicamente se limitan a lo que ahí pueda ocurrir.

Los agobiados esclavos de la aburrida rutina encuentran que es imposible esperar algo mejor. Actualmente necesitamos un espíritu fresco de expectativa que emane de las promesas de Dios y que se hagan reales cada día, sin limitarse a un sólo momento en la semana. Debemos declararle la guerra a este espíritu de apatía, y reunirnos con fe infantil. Sólo entonces podremos conocer nuevamente la belleza y la maravilla de la presencia del Señor entre nosotros.

La clase de cristianismo que descansa en la influencia de su poder humano y terreno enferma a Dios, porque la iglesia de Jesucristo es una institución que trasciende en todo a lo meramente psicológico y emocional, es mucho más que estructuras y tradiciones.

Debemos esforzarnos porque nuestras creencias y prácticas sean neo-testamentarias en su contenido. Debemos enseñar y creer las verdades del Nuevo Testamento sin que se infiltren cosas del exterior.

Debemos mantener saludable la parcela de plantío divino, y existe una sola manera de hacerlo: ¡Permanecer fieles a la Palabra de Dios! Constantemente debemos remitirnos a los fundamentos, y hacer que la Palabra more en la iglesia.

Hemos estado tratando de sustituir la obediencia por la oración, y esto sencillamente no funciona. Una iglesia, por ejemplo, sigue sus tradiciones sin pensar demasiado si éstas están de acuerdo a las Escrituras o no. En otras ocasiones la iglesia se rinde a la presión de la opinión pública y se deja llevar por tendencias populares que la apartan del modelo del Nuevo Testamento.

Los libros les dicen qué hacer: ¡Oren! El evangelista que está de paso conforma lo que los libros dicen: ¡Oren! Por lo tanto, el pastor llama a la gente a orar. Frente al entusiasmo de la misma, parecería por un momento que el avivamiento está en camino. Pero como no llega, el celo por la oración comienza a decaer. Pronto, la iglesia vuelve a su condición anterior y el desaliento se apodera de cada uno. ¿Qué es lo que ha estado mal?

Simplemente esto: Ni los líderes ni la gente ha hecho ningún esfuerzo por obedecer a la Palabra de Dios. A ellos les parece que toda su debilidad está basada en no orar lo suficiente, cuando realmente y de muchas maneras, eran deficientes en el vital asunto de la obediencia.

Debemos erradicar la noción de que así como los tiempos cambian, la iglesia debe cambiar con ellos o que los cristianos deben adaptar sus métodos de acuerdo a las demandas de las personas. Los principios de Dios son eternos, desviarnos de ellos, comprometer su mensaje tendrá consecuencias en la comunidad en la que nos desenvolvemos.

Cualquier evangelismo que apele a los intereses comunes y a las disertaciones sobre los asuntos de actualidad para establecer un campo común donde el pecador se pueda sentir como en casa, es tan falso como lo eran los altares de Baal.

Cualquier esfuerzo por suavizar el camino del hombre y por quitar la culpa y la vergüenza, es algo peor que tiempo perdido, es malo y peligroso para las almas de los hombres. Necesitamos urgentemente cristianos bíblicos, cristianos que hagan la voluntad del Padre, que vivan lo que creen, que muestren a Cristo en sus vidas, cristianos que no deseen llamarse cristianos sino que deseen parecerse a Cristo, negarse a si mismos, tomar su cruz cada día y seguirlo en medio de una generación decadente y necesitada del evangelio puro que emana de las Sagradas Escrituras, sin ser adulterado con pensamientos humanos, sin manipulación de emociones, sin tradiciones huecas, sin rituales vacíos, sin las cargas pesadas de la religiosidad, sin intereses económicos, y tantas cosas más que han adulterado la esencia del Evangelio hasta tal punto de hacerlo uno completamente distinto.

¿Y tú? ¿Estás conforme o necesitas inconformarte?
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. 
Romanos 12:2 (NVI)