jueves, 17 de diciembre de 2015

Harto de la religión!

Me llamó mucho la atención la publicación de un amigo en una red social, la cual con su autorización reproduzco a continuación:
"Considero que la gente está harta de los bautistas, pentecostales, presbiterianos, nazarenos, movimientos apostólicos y demás denominaciones... Todo por el pésimo testimonio que hemos dado en muchas ocasiones, debemos estar menos preocupados defendiendo nuestra denominación y más preocupados por realmente vivir lo que predicamos. La gente espera mucho de nosotros.
En lo personal, sé que les he dejado mucho que desear y espero que muchos tengamos este sentir: que necesitamos hacer mucho más y comencemos a vivir realmente como es digno de un seguidor de Cristo, sin distinción denominacional, vidas transparentes que inspiren confianza y que inspiren un ejemplo a muchos que posan su vista en nosotros.
Me gusta la convicción del Apóstol Pablo en 1 Corintios 11:1 <Sed imitadores de mi, así como yo de Cristo> y Filipenses 3:17 <Hermanos, sed imitadores de mi, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros>
¿Será que podemos articular esta frase al compartir con los demás en los diferentes ámbitos en donde nos desarrollamos?  Considero que tenemos mucho que analizar, hacer una introspección y evaluar si lo que hemos hecho ha marcado algo en los demás, y si no, qué es lo que debemos comenzar a hacer para que así sea. No es tarde, hoy tenemos una nueva oportunidad para hacer conciencia y ejercer acción en nuestra manera de vivir." Pablo Ocaña. 27 años.
¡Cuánta razón! Se necesita avivamiento y un cristianismo genuino.
Alguien dijo: La profundidad de un avivamiento será determinada exactamente por el espíritu de arrepentimiento que este logre. Frank Bartleman
Un genuino avivamiento debe no solo impactar a la iglesia, sino a la sociedad donde esa iglesia se mueve, siempre produciendo un arrepentimiento genuino que se traduce en un nuevo nacimiento, el cual da evidencia por sí mismo. La evidencia de una verdadera conversión es un cambio radical de corazón y vida, si no es así, sólo es una actividad religiosa o moralista.
La Reforma del siglo XVI afectó no solamente la esfera religiosa de la sociedad, sino la sociedad completa en sí. La Reforma ayudó incrementar la tasa de alfabetización, abriendo las puertas a la literatura, educación, ciencias, y artes a través de todo el continente europeo.
Esa Reforma no ha terminado, la reforma del siglo XVI fue una batalla que cada generación ha sido llamada a luchar, porque cada generación está compuesta de religiosos que buscan robarle la gloria a Dios. Hasta que Jesucristo regrese, la Iglesia siempre deberá luchar por someterse a la Palabra de Dios y ser reformada por ella. Actualmente existe mayor deseo de dominar la Palabra que de ser trasformados por ella.
En cada generación, tiene que haber hombres que den un paso al frente y defiendan la causa de la Palabra de Dios en una sociedad decadente, exponiéndola con amor y firmeza, sabiendo que la obra es del Señor.
La opinión de mi amigo Pablo, entre otras cosas, versa en dos puntos fundamentales: 
Es necesario dar un testimonio 1. En lo personal y 2. Como cuerpo, respecto a esto último, en ocasiones la denominación únicamente sirve como barrera, separando en vez de unir. O en palabras de mi amigo "preocupados defendiendo nuestra denominación".
De labios manifestamos ser hermanos, pero de facto existe una separación evidente. Jesús oró: Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Todos los que hemos creído debemos ser uno, y cómo identificar a los que han creído, únicamente por sus frutos, la evidencia de un nuevo nacimiento.
Desde luego que no se puede llamar unidad cristiana al compañerismo que abandona o menosprecia las doctrinas cruciales de la fe, no sería otra cosa más que una concesión impía.
Se hace necesario, cristianos que realmente reflejen eso, a Cristo en lo individual y como cuerpo. Unidad en lo fundamental, en lo secundario libertad, pero en todo, amor.
Es necesario fomentar unidad, entendiendo las diferencias, amando las partes del cuerpo tan diferentes a nosotros, debemos recibir al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Debemos seguir lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. Es cierto que de una doctrina a otra, o denominación a otra, hay cosas a la verdad tienen cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
Una de las maravillas del cuerpo de Cristo, es su variedad, personas de todo pueblo, raza y lengua conforman la Iglesia. Cada uno actúa influenciado por sus características culturales, lo que llamamos idiosincrasia, esto es: los rasgos y caracteres propios y distintivos de un individuo o de una colectividad. No podemos pretender (aunque histórica e increíblemente sí se ha pretendido) que un africano o un latino tengan el mismo nivel de expresividad que un suizo, o un alemán, o viceversa. Esto sería ignorar la maravillosa diversidad que el mismo Dios ha permitido que exista entre las distintas etnias. Así que considero que el punto no es si aplaudir o no, si acordeones o pianos de cola, si violines o mandolinas, ni los decibelios que deben contener un amén o un aleluya para que sea o no desorden.
La cuestión es más profunda, es más bien ¿Lo que se hace en la iglesia es para la gloria de Dios? ¿O es una simple manifestación carnal o emocional que busca entretener y/o divertir? ¿La congregación necesita satisfacer las emociones para atraer y mantener a las personas? ¿Un servicio religiosamente solemne es señal inequívoca de un culto espiritual? Si es así, hay un grave problema de concepción de lo que es el culto.
El culto no tiene que ser divertido, ni aburrido, el culto tiene que ser espiritual, porque el objeto del culto es Cristo.
Más allá de las formas o estilos, considero que la única forma de tener un culto contemporáneo es predicando el Evangelio, manifiesto a través de las Sagradas Escrituras, que dará una evidencia que naturalmente se reflejará en vidas transformadas por el poder del Evangelio. Eso es lo trascendente, no importará si aplauden mucho o si gritan muy fuerte "aleluya", o si hay una comunión muy solemne; lo de menos será si es a capela, con un solo instrumento, o con un coro inmenso acompañado de numerosos instrumentos, si usan micrófono o no, si se reúnen en sábado o no, cada uno esté plenamente convencido en su propia mente, yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es.
Ahora bien, hablando de emociones, Martín Lutero dijo: Los sentimientos vienen y van, los sentimientos son engañosos, mi seguridad es la palabra de Dios.
John McArthur menciona: Mi experiencia y tu experiencia no es la prueba de la verdad bíblica, es a la inversa, la verdad bíblica debe validar o invalidar cualquier experiencia.
Y tiene que ser la Escritura, porque es la que nunca cambia, las personas tienen diferentes formas de expresarse y relacionarse entre sí, ¡Cuanto más con su Señor! No podrían enumerarse todas y cada una de las expresiones emocionales correctas e incorrectas, de qué hacer y qué no hacer, pero la Biblia es la medida bajo la cual deben ser sometidas cada una de ellas, no que las emociones sean en sí malas, después de todo aún respecto a la ira dice: airaos, pero no pequéis, permite una emoción pero la regula. Las emociones deben ser guiadas por la verdad, no suprimidas; en la verdad hay libertad que permite la expresión de emociones.
David saltaba y danzaba delante de Jehová; Mical le menospreció en su corazón, bajo el argumento lógico: !Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!
Definitivamente ella tenía un concepto o precepto de conducta real, sabía de lo que hablaba respecto a conductas propias de un rey, pero David le respondió: Fue delante de Jehová… Por tanto, danzaré delante de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado.
Ana, oró a Jehová con amargura de alma, y lloró abundantemente, pero el juicio de Elí, quien la había estado observando y al ver que solamente se movían sus labios, y su voz no se oía, la tuvo por ebria diciendo: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. La conducta de Ana no fue normal, no puedo aventurarme a decir qué vio Elí para que juzgara así, lo que es evidente, es que la percepción que tuvo, fue de una persona ebria y no de una persona que oraba de la manera tradicional a Dios. Ana salió del estereotipo, las emociones mostradas fueron completamente distintas, al grado de haberla tenido por ebria.
El día de Pentecostés, lo que congregó a las personas fue el estruendo (bullicio, escándalo, algarabía), escucharon algo tan estrepitoso que llamó la atención de miles de personas.
A un cristiano no se le conoce por su forma de adorar dentro de un servicio, se le conoce por sus frutos, no se le conoce dentro de la iglesia como un saltarín eufórico o como el más solemne de los adoradores, a un cristiano se le conoce fuera del culto, en su diario vivir, en su comunión con Dios reflejada de tal suerte que se es cartas listas para ser leídas por todos, de tal forma que la gracia de Cristo se ve reflejada en nuestras vidas.
John Wesley mencionó: En cuanto a todas las opiniones que no dañan las raíces del cristianismo, nosotros pensamos y dejamos pensar.
Martín Lutero, refirió que en el estudio de la teología, lo que cuenta es la humildad.
Nunca dejamos de aprender, después de todo se trata de un Dios infinito revelándose a creaturas finitas. Pablo (ahora refiriéndome al apóstol) menciona que dio a beber leche y no vianda, es decir a cada uno según su capacidad, y a ellos leche porque precisamente había contiendas y disensiones diciendo unos, yo soy de Pablo y otros de Apolos, el fundamento es uno: Jesucristo y ya cada uno vería como sobreedificaba, no todos edificaron con oro,  otros con plata o piedras preciosas, otros más con madera, heno, hojarasca, pero al final la obra de cada uno se hará manifiesta; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si  permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
Siempre estamos siendo trasformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento; el apóstol refiere que el conocimiento envanece, pero el amor edifica. Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. Así que, cada uno  someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga. Pero el problema de muchos cristianos ha sido que, por cuestiones no fundamentales, ven al hermano como ignorante; en la praxis cada uno se considera superior, con más revelación o una adoración más adecuada que el hermano de otra denominación, aún cuando conscientemente no se exprese así, la evidencia de la falta de unidad así lo demuestra.
Yo estoy dispuesto a unirme con cualquier cristiano bíblico, más allá de sus métodos o formas, quiero aprender de un verdadero bautista, de un nazareno auténtico, de un genuino presbiteriano, de un fidedigno wesleyano, un probado calvinista, un indiscutible metodista, de un infalible pentecostés. Pero no dudaré ni un instante de separarme de aquel que en lo fundamental se ha desviado de lo que la Biblia enseña.
Usando las palabras de John Wesley, "He determinado ser un cristiano bíblico ¿Quién se unirá conmigo en este terreno? Sobre esta base nos uniremos o nos separaremos."
Los líderes rara vez reciben bien una reforma; están demasiado cómodos instalados en su sistema como para desear un cambio. El concilio se maravilló de Pedro y Juan, porque eran personas sin letras y del vulgo, pero les reconocían que eran los que habían estado con Jesús. Muchas veces los cambios vienen de los laicos (no siempre), los que no están casados o atados a estructuras dogmaticas de una denominación, quienes manteniendo la postura fundamental en la cual han creído, se atreven a caminar más allá de los limites preestablecidos pero siempre bajo la autoridad de la Escritura, pues solo ella es la autoridad absoluta y final que evitará deslizarse al humanismo o racionalismo en el evangelio.
Entiendo perfectamente que actualmente muchos cultos son un desorden completo, y por desorden no me refiero a lo ensordecedor o emocional, sino porque están completamente desviados de lo que la Escritura enseña.

Creo que todos tenemos algo que no hacemos al pie de la letra, la Santa Cena se celebra con jugo jumex y pan bimbo (o galletas infladas en algunos lugares); en otros lados las mujeres usan velos y en otros no, en unos danzan (saltan, brincan) y en otros no; el detalle está, como dijo Marcos Vidal, cuando “Se rebajan principios y se elevan formas” “Ya que hay ciertas cosas que se predican en la iglesia como si fueran evangelio, sin serlo”. El evangelio no cambiará nunca.

Y es que precisamente en las formas existirán extensos e interminables debates, opiniones, perspectivas; pero en los principios, en los fundamentos de la fe, definitivamente se tiene que coincidir. David Wilkerson dijo: "He sido un predicador pentecostal por más de 30 años y puedo decir con Pablo <hablo en lenguas más que todos vosotros>, pero me aflijo por las seducciones y falsas doctrinas que están ahora barriendo con tantos creyentes pentecostales faltos de discernimiento, multitudes de ellos están siendo engañados, acribillados, estafados y arrastrados por doctrinas de demonios". Wilkerson siempre tuvo a la Palabra de Dios como autoridad única, por encima de emociones o dones.


Es necesario recordar que la única prueba verdadera de si una persona o movimiento es de Dios, no son señales y prodigios, ruido o silencio, danza o quietud, sino vidas transformadas por el poder del Evangelio, que son acordes a la enseñanza de la Palabra de Dios.

Y es que precisamente en las formas existirán extensos e interminables debates, opiniones, perspectivas; pero en los principios, en los fundamentos de la fe, definitivamente se tiene que coincidir. David Wilkerson dijo: "He sido un predicador pentecostal por más de 30 años y puedo decir con Pablo <hablo en lenguas más que todos vosotros>, pero me aflijo por las seducciones y falsas doctrinas que están ahora barriendo con tantos creyentes pentecostales faltos de discernimiento, multitudes de ellos están siendo engañados, acribillados, estafados y arrastrados por doctrinas de demonios". Wilkerson siempre tuvo a la Palabra de Dios como autoridad única, por encima de emociones o dones.


Es necesario recordar que la única prueba verdadera de si una persona o movimiento es de Dios, no son señales y prodigios, ruido o silencio, danza o quietud, sino vidas transformadas por el poder del Evangelio, que son acordes a la enseñanza de la Palabra de Dios.

Amigos, quiero terminar con lo siguiente, que creo resume el espíritu de esta primer entrada de mi blog:

"Estoy harto de opiniones. Dame un humilde, pacífico, amante de Dios y del hombre, un hombre lleno de misericordia y buenos frutos; sin parcialidad ni hipocresía. Que mi alma esté con tales cristianos donde quiera que estén y cualquiera sea su opinión. Quien hace la voluntad de mi Padre, ese es mi hermano." John Wesley.
Fraternalmente. Por Cristo y por su Iglesia.

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John Wesley dijo: En cuanto a todas las opiniones que no dañan las raíces del cristianismo, nosotros pensamos y dejamos pensar.

Es necesario tener presente esto al momento de publicar, se respetará su opinión y usted deberá ser respetuoso con los demás.

“Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo” Voltaire.

En un ejercicio de constante aprendizaje y crecimiento espiritual, siempre habrán posiciones contrarias o diferentes a las que pensamos; con mansedumbre y amor expresen lo que consideren, respetando el punto de vista diferente al propio.

Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. 1 Co. 8:2

Fraternalmente.